Serie 1 – Homenaje al mar

Programa 

 

Obertura Las Hébridas, o  La gruta de Fingal,  Op. 26

Félix Mendelssohn

 

Concierto del sur para guitarra y orquesta

Manuel M. Ponce

 

Allegretto

Andante

Allegro moderato e festivo

 

INTERMEDIO

 

En los acantilados de Cornwall, preludio al Acto II de la ópera Los náufragos

Ethel Smyth

 

El mar

Frank Bridge

 

Paisaje marino: Allegro ben moderato

Espuma marina: Allegro vivo

Luz de luna: Adagio non troppo

Tormenta: Allegro energico – Allegro moderato e largamente

 

 

Director huésped: Claudio Tarris

Solista invitado: Pablo Garibay, guitarra.

 

*Programación sujeta a cambios

 

 

CLAUDIO TARRIS, DIRECTOR HUÉSPED

 

Director de orquesta nacido en Argentina y naturalizado mexicano, radica desde 1992 en Monterrey, año en el que comienza su vinculación con la Orquesta Sinfónica de la Universidad Autónoma de Nuevo León como Director y Viola Principal.

 

A lo largo de su vida profesional ha incursionado en campos tan diversos como la dirección orquestal, la pedagogía, la acústica musical, el Jazz, la ejecución de la viola, la composición, la orquestación, la producción discográfica, la divulgación de temas relacionados con el arte y la tecnología, la publicación de artículos y material pedagógico, además de la dirección de instituciones de educación musical superior en Ecuador y México, e inventor de un modelo de utilidad patentado en 2016.

 

Ha desarrollado cargos múltiples en instituciones musicales entre las que mencionamos su cargo actual y desde 2002 como director fundador de la Orquesta de Cámara de la Facultad de Música de la UANL, director de la Escuela Superior de Música y Danza de Monterrey (2003 a 2007), director de la Orquesta Sinfónica de Guayaquil en Ecuador, director del CDF de la Orquesta Sinfónica Nacional de Ecuador, director de la escuela de música del CMA de Mazatlán (2009), director asistente de las orquestas Sinfónica Nacional de Ecuador y de la Universidad Autónoma de Nuevo León, director y arreglista de la Big Band de Monterrey, viola principal de la OSN de Ecuador y OSUANL, profesor en el Conservatorio Nacional de Música de Ecuador, en la Facultad de Música de la UANL, en la Escuela Superior de Música y Danza de Monterrey, en las materias de Acústica musical, Morfología, Viola, Introducción a la Dirección de Orquesta, Alemán y Música de Cámara. Fue director fundador de las orquesta juveniles de Ecuador y de Monterrey.

 

Ha dado conferencias en la Universidad de Toronto, la Universidad de York, en el conservatorio nacional Manuel de Falla en Buenos Aires, en el Festival Internacional Instrumenta Oaxaca, en la OSJE (Quito), UANL, TEC de Monterrey y Conservatorio de Río Tercero en Argentina sobre los temas : “La Afinación y el temperamento histórico”, “Causas fisiológicas del pánico escénico”, “Bases de acústica musical para instrumentistas y directores”, “El mito del director de orquesta”, “La música en el cine”, “Bases para la improvisación”, “Elementos del Jazz”, etc.

 

En 2001 fue distinguido con el Premio a las Artes por la UANL. En 2006 fue invitado por el titular de la Subdirección General de Educación e Investigación Artísticas del Instituto Nacional de Bellas Artes de México para revisar y aprobar el programa de estudios para la carrera de Jazz en la modalidad de Obtención de Grado Académico por Competencia.

 

En 2009 llevó a cabo la producción, grabación y dirección del CD del X Aniversario de la Orquesta de Cámara FAMUS. En Septiembre de 2010 dirigió la función de Gala del XX aniversario del Ballet de Monterrey, y al año siguiente fue contratado para dirigir las funciones de Giselle en León, Guanajuato al frente de la Sinfónica de la UANL.

 

Durante varios años dirigió las temporadas didácticas del Ballet de Monterrey, y producciones musicales en el Foro Pro-Cultura de Monterrey. En 2010 participó como compositor y arreglista en el proyecto “Latina Strings Ensamble” del grupo “Editus” de Costa Rica, ganadores de varios Grammys por los CD “Tiempos” y “Mundo” de Rubén Blades.

 

En junio de 2011 estrenó su rapsodia sinfónico-coral “Ecos Rarámuris”, para Solista, Coro y orquesta Sinfónica, la primera obra mexicana escrita en base a temas tradicionales del pueblo nativo Tarahumara en su lengua nativa. Ha sido contratado desde hace varios años para dirigir anualmente los conciertos de los festivales internacionales de Música Contemporánea, Piano, Flauta y Guitarra que se llevan a cabo en Monterrey, México.

 

En Marzo de 2014 fue convocado de forma emergente para dirigir en el Auditorio Nacional de la Ciudad de México el ballet Giselle con el Ballet de Monterrey y la Orquesta de las Américas.

 

En 2015 y 2017 fue invitado por la Orquesta de Cámara del Congreso Nacional de Buenos Aires para presentar dos proyectos originales de su autoría: “Jazz a la Cuerda” y “Música de los pueblos nativos de América”. En 2016, 2017 y 2018 actúa como director, maestro de ensambles, clases individuales, arreglista y conferencista en las sucesivas ediciones del Festival Latinoamericano de Flauta de Toronto, Canadá, con sede en la Universidad de Toronto. Fue invitado en Julio de 2016 por el consulado de la república Argentina en Toronto para presentar una ponencia de historia argentina en la universidad de York en el marco de la celebración del bicentenario de la Independencia.

 

Desde 2010, y como director fundador de la Orquesta de Cámara OCFAMUS en Monterrey ha implementado una innovadora propuesta para la programación, presentación y ejecución de los conciertos con un notable resultado.

 

Actualmente, además de su actividad como director de orquesta, está trabajando en la escritura de un libro, que será publicado por la UANL, sobre la relación entre los sistemas legales y su ejecución como causa histórica para la diferencia de prosperidad entre las naciones americanas del Norte, y la América Hispana.

 

 

PABLO GARIBAY

 

Es el guitarrista mexicano más laureado -nacional e internacionalmente- al obtener los Primeros lugares en más de quince destacados certámenes como el Francisco Tárrega y Julián Arcas en España, René Bartoli en Francia, Manuel M. Ponce, Paracho y Taxco en México, JoAnn Falletta en los Estados Unidos y en Alemania en los Concursos Internacionales de Gevelsberg y Aachen.

 

Garibay es considerado como uno de los instrumentistas más notorios de su generación, habiendo concluido sus estudios en la Facultad de Música (FaM) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), bajo la tutela del Maestro Juan Carlos Laguna, y prosiguió su preparación profesional en la Hochschule für Musik Franz Liszt en Weimar, Alemania, bajo la guía del Profesor Thomas Müller-Pering.

 

Su paso sobresaliente por las aulas le granjeó ser distinguido por la UNAM con la Medalla al Mérito Universitario Gabino Barreda. De igual forma, fue honrado con el Premio Nacional de la Juventud que recibió de manos del Presidente de México en el año 2002.

 

Como solista, es invitado frecuentemente por las agrupaciones orquestales más importantes de México que incluyen a la OFUNAM (con la que fue solista en su primera gira europea), la OSEM,  las Filarmónicas de Búfalo y de la Ciudad de México, la Evgeny Svetlanov Symphony Orchestra en Moscú, la Bundesjugendorchester de Alemania, Virginia Symphony Orchestra, Salzburg Chamber Soloists de Austria y la Orquesta Juvenil Eduardo Mata, colaborando con batutas tan destacadas como las de Leo Brouwer, Damian Iorio, Lavard Skou Larsen, Jan Latham-König, JoAnn Falletta, Natanael Espinoza, Jesse Levine, Juan Carlos Lomónaco, Iván López Reynoso, Gustavo Rivero Weber, Gordon Campbell, Donato Cabrera, Joan Pagès, Armando Pesqueira, José Areán, Samuel Pascoe, Gabriela Díaz Alatriste, Rodrigo Macías y Wolfgang Bozic. Recientemente estrenó en México la Cantata de Perugia para guitarra, coro y orquesta, dirigida por Leo Brouwer, su autor.

 

Asimismo, fue solista de la Dortmunder Philharmoniker de Alemania dirigido por Gabriel Feltz, y en la sala Tchaikovsky en Moscú, por Damien Iorio con la Svetlanov Symphony interpretando el Concierto del Sur de Manuel M. Ponce. Pablo Garibay estrenó esta misma obra en Sudáfrica, y ofreció el estreno mundial de Zimmergramm, obra comisionada al compositor mexicano Enrico Chapela por la Deutsche Welle, en el Beethovenfest de Bonn (Alemania). También realizó la primera audición mundial de El árbol de la vida de Hebert Vázquez con la Filarmónica de la Ciudad de México y de partituras de Tomás Barreiro, Mateo Barreiro, Diógenes Rivas y muchos más.

 

El gentil sonido de su guitarra ha sonado en foros tan célebres como la Sala Nezahualcóyotl de la ciudad de México, y en el extranjero en la Sala Tchaikovsky de Moscú, Parco della Música en Roma, Beethovenhalle de Bonn, Philharmonie de Hannover y Meraner Musikfestival en Italia. Recientemente realizó para NAXOS la primera grabación mundial de “El árbol de la vida” dentro del Disco Compacto con el mismo título, junto a la OJUEM, dirigida por Gustavo Rivero Weber. Otras de sus grabaciones han sido publicadas por los sellos Naxos, Urtext, RTV de España y Fleur de Son Classics de Estados Unidos. Es becario del Programa de Creadores Escénicos con Trayectoria del FONCA, promoviendo las obras de autores mexicanos como Hebert Vázquez, Rodrigo Sigal, Tomás Barreiro, y María Granillo, por nombrar unos cuantos. Actualmente, Pablo Garibay es Profesor de Guitarra en la FaM de la UNAM.

 

 

NOTAS AL PROGRAMA

Por: Juan Arturo Brennan

 

 

FÉLIX MENDELSSOHN (1809-1847)

 

Obertura Las Hébridas, o  La gruta de Fingal,  Op. 26

 

Frente a la costa occidental de Escocia se encuentra un grupo de más de 500 islas de tamaño y configuración variada, conocidas colectivamente como las Islas Hébridas. Menos de la quinta parte de las islas se encuentra habitada, y la población de las Hébridas es variable debido a constantes fenómenos de migración. Hay en las islas un poco de agricultura, algo de ganadería, ciertas actividades pesqueras y, sobre todo, la confección de ese tipo de tela típicamente británica que se conoce como tweed. En algunas de las islas pueden verse monumentos prehistóricos y en otras, algunos restos arquitectónicos del cristianismo medieval. Debido a su distribución geográfica algunas de las islas pertenecen a un condado escocés, mientras que otras pertenecen a otro. Para efectos cartográficos las Hébridas han sido divididas en Hébridas Exteriores y Hébridas Interiores. Las más importantes entre las primeras son las islas de Lewis y Harris, Benbecula, Uist Norte, Uist Sur, Barra, St. Kilda, las Islas Flannan y las Islas Shiants. Entre las más importantes de las Hébridas Interiores están Skye, Tiree, Lismore, Mull, Iona, Jura, Islay, Gigha, Ulva, Kerrera y Scarba. Ahí, en pleno mar de las Hébridas, flanqueada a oriente y occidente por las islas de Mull y Tiree, y al norte y al sur por las islas de Ulva y de Iona, se encuentra una pequeña isla, Staffa, que está en el origen de una bellísima partitura de Mendelssohn, una de sus mejores obras, y sin duda una de las piezas de música descriptiva más notables de todo el siglo XIX.

 

En 1829, a los 20 años de edad, Mendelssohn realizó la primera de sus visitas a Inglaterra, país que habría de ser muy hospitalario para su música y su persona. Como viajero ilustrado que era, Mendelssohn solía escribir interesantes y evocativas cartas desde los lugares que visitaba, cartas que son una fuente invaluable de información sobre su pensamiento musical y sobre sus apreciaciones de la cultura y la naturaleza humana. En fin, que en ese año de 1829 Mendelssohn dirigió una sinfonía suya en la Sociedad Filarmónica de Londres con éxito apreciable. En el verano de ese año el compositor alemán viajó a Escocia, y de esa jornada son algunas de sus cartas más poéticas y evocativas. Como era de esperarse, el viaje lo llenó también de ideas musicales. En sus propias palabras, Mendelssohn afirmó que había ido a Escocia con el oído abierto a las canciones folklóricas, con el alma dispuesta a admirar la campiña y el corazón preparado para apreciar las piernas desnudas de las nativas. En la localidad de Abbotsford el compositor alemán conoció al gran escritor escocés Sir Walter Scott, a través de cuyas novelas el mundo conoció el agreste e impresionante paisaje de Escocia, incluyendo por supuesto a las Islas Hébridas. Para añadir contenido visual a la imagen puramente literaria, se encargó al pintor William Turner ilustrar una edición de textos de Scott. Como parte de su trabajo Turner visitó las Hébridas en 1831 y llegó hasta la isla de Staffa. En 1832 se exhibió en la Academia Real una pintura suya relativa a su visita a las Hébridas, titulada Staffa, la gruta de Fingal, que causó una gran impresión entre sus contemporáneos. La pintura en cuestión se refiere a una gruta de la isla, que mide cerca de 70 metros de largo y 20 de alto, y cuya bóveda está sustentada por altas paredes naturales de basalto. Fue esta gruta, y el sonido del mar entrando en ella, el origen de la obertura Las Hébridas de Mendelssohn, obra que también es conocida como La gruta de Fingal.

 

Ahí mismo, parado sobre el majestuoso paisaje costero de Escocia, Mendelssohn anotó la frase musical con la que inicia su obertura, que a la larga habría de resultar una de sus obras más logradas. Este logro, sin embargo, no fue fácil. Mendelssohn compuso y descartó dos versiones de la obertura, no quedando satisfecho sino hasta la tercera versión, que es la que se conoce en la actualidad. Más tarde, Mendelssohn mencionaría que ciertos materiales descartados de la primera versión le sonaban más a contrapunto que al mar y a las gaviotas. Finalmente, en 1833, Mendelssohn dirigió en Berlín el estreno de su obertura Las Hébridas o La gruta de Fingal, y desde ese día la obra ha ocupado un merecido lugar de privilegio en las salas de conciertos de todo el mundo. Un gran equilibrio formal, un conciso y claro desarrollo de los temas principales, una orquestación vital pero no exhibicionista y, sobre todo, un gran poder de evocación, son las cualidades de esta pequeña joya musical del romanticismo.

 

Como dato curioso, recuerdo que hace muchos años se transmitió por la televisión una serie de dibujos animados en la que un extraño pajarraco, flemático, estoico y displicente, daba pequeños saltos por todas partes acompañado por el tema inicial de la obertura Las Hébridas. Más curioso aún, conozco a un buen número de melómanos que recuerdan claramente esos dibujos animados no muy famosos gracias a la música de Mendelssohn. ¿O será que recuerdan a Mendelssohn gracias a los dibujos animados?

 

 

MANUEL M. PONCE (1882-1948)

 

Concierto del sur para guitarra y orquesta

Allegretto

Andante

Allegro moderato e festivo

 

A lo largo de un par de años de buscar, registrar y clasificar discos con obras mexicanas, en un intento de hacer una discografía de nuestra música de concierto, me he encontrado con el hecho de que, por mucho, el compositor mexicano más grabado es Manuel M. Ponce. A este respecto, dos observaciones son importantes: por una parte, existe en esa discografía de Ponce un número notable de discos grabados en el extranjero, y por la otra, la gran mayoría de lo que se ha grabado de Ponce, sobre todo fuera de nuestras fronteras, es su música para guitarra. A esto hay que añadir que el catálogo musical de Ponce es abundante en piezas para guitarra, y tenemos así todos los datos para declarar que la figura del gran guitarrista español Andrés Segovia fue de capital importancia en el desarrollo profesional del compositor mexicano. Originario de Linares, Segovia fue básicamente autodidacta, y en sus años formativos recibió una fuerte influencia del estilo flamenco de tocar la guitarra. Debutó profesionalmente en 1909, a los 16 años de edad, y a partir de ese momento su carrera fue una de las más notables historias de éxito en el mundo de la interpretación musical en el siglo XX. Si bien hoy recordamos a Segovia como el gran guitarrista que fue, es necesario recordarlo también como un gran impulsor del renacimiento de la guitarra como instrumento de concierto. A sus recitales, grabaciones y clases magisteriales, Segovia añadió importantes labores en el ámbito de la guitarra moderna, principalmente a través de sus muchas transcripciones de obras concebidas originalmente para otros instrumentos, y a través de los encargos que hizo a diversos compositores que, gracias a él, contribuyeron a ampliar el repertorio de la guitarra concertante. Entre ellos es posible mencionar a Joaquín Turina (1882-1949), Mario Castelnuovo-Tedesco (1895-1968), Federico Moreno Torroba (1891-1982), Heitor Villa-Lobos (1887-1959), Alexandre Tansman (1897-1986) y Manuel M. Ponce.

 

Segovia y Ponce se conocieron en París hacia 1926, y el guitarrista español sembró en el compositor mexicano la idea de componer un concierto para guitarra y orquesta. El propio Segovia dejó un testimonio del proceso de creación del Concierto del sur:

 

Desde la primavera de 1926, los temas principales de esta obra ya germinaban en el espíritu de Ponce, pero las circunstancias de mi vida errante, que nos separaron por largos años, le impidieron continuarla y llevarla a su fin. La obra esperó hasta que, venciendo miedos y dudas sobre la factibilidad de escribir para guitarra con acompañamiento orquestal, Mario Castelnuovo-Tedesco se adelantó a Ponce, completando su hermoso Concierto en re mayor. El mismo Ponce dirigió la orquesta cuando toqué el concierto de Castelnuovo-Tedesco en México, y esa inolvidable experiencia fue justo el aliciente que el compositor mexicano necesitaba para exhumar y revivir sus temas y trabajar en ellos con ardor. Cuando llegué a mi casa en Montevideo unas semanas después, me esperaban ya los primeros frutos de su labor. Con esa admirable paciencia que ennoblecía todas sus empresas, ya fueran mecánicas o espirituales, Ponce escribió el concierto en el mejor papel aéreo y me lo envió, una sección tras otra, para su prueba final en la indomable guitarra.

 

Es claro que el Concierto del sur pasó bien esa prueba final, porque desde su estreno mismo tuvo una buena aceptación, no sólo en el ámbito musical mexicano, sino también en el extranjero. El musicólogo Nicolas Slonimsky se refirió al Concierto del sur diciendo que era una mezcla de inspiración nativa y armonías impresionistas. Respecto a este comentario de Slonimsky, recordemos que Ponce estuvo cerca del pensamiento musical francés de principios del siglo XX, cultivando al mismo tiempo su amistad con Paul Dukas (1865-1935) y su gran admiración por Claude Debussy (1862-1918).

 

Más específicamente, el Concierto del sur tiende a centrar sus referencias en la música española, a través de giros y sugerencias muy afines al sonido árabe-andaluz. Para más señas, el inicio del concierto está moldeado claramente sobre el patrón rítmico de la sevillana, y a lo largo de toda la obra están presentes algunos elementos que pudieran remitirnos al barroco español, todo ello matizado aquí y allá con toques muy mexicanos.

 

El Concierto del sur fue estrenado por Andrés Segovia en Montevideo, el 14 de octubre de 1941, con el compositor dirigiendo la orquesta.

 

 

ETHEL SMYTH  (1858-1944)

En los acantilados de Cornwall, preludio al Acto II de la ópera Los náufragos

 

Estrictamente, y para no violar el protocolo, es preciso referirse a esta compositora inglesa como Dame Ethel Smyth, en atención a que en el año de 1922, por sus indudables méritos artísticos y humanos, fue nombrada DBE (Dama del Imperio Británico, en buen castellano). Además de esto, la biografía de Ethel Smyth es rica en datos interesantes; he aquí algunos de ellos:

  • Estudió con Salomón Jadassohn, quien también fue maestro de Julián Carrillo (1875-1965).
  • Conoció personalmente a Brahms, Grieg, Chaikovski, Dvorák, Clara Schumann y Joseph Joachim.
  • Obtuvo su primer éxito con su Misa en re mayor, interpretada en el Albert Hall de Londres en 1893.
  • Se le reconoce sobre todo como creadora de óperas, cosa poco usual en el caso de una compositora.
  • Se involucró en lo político y en lo artístico con el movimiento sufragista, y en 1911 compuso una Marcha de las mujeres.
  • En la década de los 1930s, comenzó a perder el oído.
  • Escribió varios volúmenes de prosa, incluyendo algunos textos autobiográficos.
  • En 1910 recibió un doctorado honorífico de la Universidad de Durham.
  • De sus seis óperas, las tres primeras fueron estrenadas en Alemania, y las otras tres en Inglaterra.

 

Distintos textos relativos a Ethel Smyth coinciden en el hecho de que probablemente su obra más importante sea su tercera ópera, titulada en inglés The wreckers, en francés Les naufrageurs, y en alemán Strandrecht. Si he citado los títulos alternativos de esta ópera de Ethel Smyth es por dos razones:

 

1.- Al escribir la ópera, la compositora planeaba realizar su estreno en Francia, pero el plan se frustró y la obra debió recibir su primera representación en Alemania.

2.- Si bien es costumbre aludir a esta ópera con el título castellano de Los náufragos, esto no es del todo correcto. Estrictamente, la ópera debería ser llamada con el extraño título de Los naufragadores, palabra que ciertamente no existe en nuestro idioma pero que podría describir con mayor claridad el meollo de la trama.

 

La acción de Los náufragos ocurre en un pueblo costero del condado inglés de Cornwall. Sus habitantes se dedican fundamentalmente a atraer hacia la costa los barcos que pasan, para hacerlos naufragar y después dedicarse al pillaje de los restos. Como suele ocurrir en muchas óperas, el libreto de Los náufragos se ocupa simultáneamente de dos asuntos, uno colectivo y el otro más personal. En el ámbito de lo colectivo, se cuenta la historia del conflicto surgido en el pueblo porque uno de sus habitantes se ha dedicado a encender fogatas nocturnas para advertir a los barcos del peligro, traicionando así a quienes se dedican a desvalijar los buques naufragados. En el plano personal, la ópera narra también los amoríos de un joven pescador, quien es el responsable de las fogatas, y la esposa del párroco local. El final de la ópera también es típico de esta clase de historias: un jurado popular condena a los amantes a muerte por su traición, y son encerrados en una cueva para morir ahogados por la marea creciente.

 

El estreno de la ópera, realizado en Leipzig en condiciones menos que ideales, fue un fracaso, y la ópera tampoco tuvo fortuna cuando fue puesta en Praga poco después. No fue sino hasta sus primeras representaciones en Londres, en 1909, que Los náufragos comenzó a ser reconocida como una ópera importante del repertorio inglés. Los musicólogos han señalado con insistencia el hecho de que la influencia de Richard Wagner (1813-1883) es evidente en la partitura, sobre todo por el uso consistente del leitmotiv. Sin embargo, otros analistas han detectado también en Los náufragos algunos elementos de estilo que apuntan hacia un lenguaje más específicamente inglés y que pudieran tener alguna influencia de Arthur Sullivan (1842-1900).

 

El libreto original de Los náufragos fue realizado por Henry Brewster en colaboración con la compositora. La ópera se estrenó, en traducción al alemán y con el título de Strandrecht, el 11 de noviembre de 1906 en el Teatro Real de Ópera de Leipzig. El 30 de mayo de 1908 se presentó en versión de concierto en el Queen’s Hall de Londres, y fue puesta en escena por primera vez con su título en inglés, The wreckers, el 22 de junio de 1909 en el Teatro de Su Majestad en la capital inglesa.

 

 

FRANK BRIDGE (1879-1941)

 

El mar

Paisaje marino: Allegro ben moderato

Espuma marina: Allegro vivo

Luz de luna: Adagio non troppo

Tormenta: Allegro energico – Allegro moderato e largamente

 

Originario de Brighton, Inglaterra, Frank Bridge se preparó simultáneamente como violinista y como compositor. En composición, tuvo como su principal maestro a Charles Villiers Stanford (1852-1924). Se ganó la vida como violinista y, más tarde, como violista, tocando en diversos cuartetos y ensambles. Realizó además una respetable carrera como director, tanto en el ámbito sinfónico como en el campo de la ópera, dirigiendo sus propias obras en varias giras por los Estados Unidos. Fue en ese país donde recibió varios encargos de Elizabeth Sprague Coolidge, quien estableció un fideicomiso para apoyar su carrera. En sus primeras obras, Bridge muestra la influencia benéfica de Johannes Brahms (1833-1897), y en el período posterior a la Primera Guerra Mundial comenzó a incorporar en su música elementos expresivos de compositores como Claude Debussy (1862-1918), Frederick Delius (1862-1934), John Ireland (1879-1962) y Arnold Bax (1883-1953). En un ensayo sobre la música de Bridge, los especialistas Paul Griffiths y Jeremy Dibble afirman que su estilo derivó más tarde hacia el modernismo y hacia una concisión que lo emparenta con Alban Berg (1885-1835). Ambos musicólogos señalan también que las obras maduras de Bridge causaron indiferencia en el público inglés, y que su música fue olvidada hasta que su alumno Benjamin Britten (1913-1976) realizó los esfuerzos necesarios para su revaloración. En septiembre de 1908, Frank Bridge se casó con la australiana Ethel Sinclair, condiscípula suya en el Real Colegio de Música de Londres, y dos años más tarde emprendió la composición de la suite orquestal El mar (‘The Sea’), una de sus obras en las que se percibe con mayor claridad la influencia del impresionismo. Durante el período 1910-1911 en que redactó El mar, Bridge se dedicó también a la dirección de ópera, en el Teatro Savoy. En un artículo enciclopédico sobre Frank Bridge, el musicólogo Anthony Payne traza interesantes paralelos entre su música y la de su colega y contemporáneo Arnold Bax, y lo hace precisamente a través de la suite El mar. Escribe Payne:

 

La culminación de su primer estilo fue alcanzada en El mar, la única de sus grandes obras orquestales en entrar al repertorio británico. Se trata de una espaciosa suite en cuatro movimientos que es típica de Bridge en cuanto a la combinación de la evocación poética con una destacada claridad de línea y textura. El mar tiene algo en común con el Bax de Tintagel y Bosques de noviembre, e incluso pudo haber influido en la armonía de estas dos obras; sin embargo, la música de Bridge es polifónicamente más limpia y más libre, la armonía menos densa. Bridge no iguala la intensidad de Bax en esta época, pero una revolución de estilo lo iba a dotar de un poder mucho mayor.

 

El propio Bridge proporcionó unas líneas descriptivas sobre su suite sinfónica El mar:

 

Paisaje marino pinta el mar en una mañana de verano. Desde las alturas se ve una gran extensión de agua reposando al sol. Cálidas brisas juegan sobre la superficie. La Espuma marina se acumula alrededor de las rocas y los estanques en la playa, juguetona, no tormentosa. Luz de luna: un mar en calma por la noche. Los primeros rayos de luna luchan por traspasar las oscuras nubes, que finalmente pasan, dejando al mar iridiscente a la luz de la luna. Tormenta: viento, lluvia y un mar tempestuoso. Al amainar la tormenta se escucha una alusión al primer movimiento, que puede ser considerada como la dedicatoria al mar de aquel que ama el mar. 

 

La suite sinfónica El mar de Frank Bridge fue estrenada el 24 de septiembre de 1912 en uno de los conciertos Proms, con  Henry Wood al frente de la Nueva Orquesta del Queen’s Hall. De indudable interés musicológico-turístico-pictórico es el hecho de que Bridge compuso esta suite marina durante una estancia en el pueblo costero de Eastbourne, en el condado de Sussex, que es el mismo sitio en el que Claude Debussy compuso El mar, su propia declaración de amor al paisaje marino. No sería una mala idea, quizá, incluir ambas obras en un programa sinfónico.

 

*Programación sujeta a cambios