Serie 1 – Homenaje a la danza

Programa

 

La madrugada del panadero, suite de ballet Op. 12

Rodolfo Halffter

 

Selecciones del ballet La bella durmiente, Op. 66

Piotr Ilyich Chaikovski

 

Introducción. El hada de las lilas

Adagio. Paso de acción

Paso de carácter. El gato con botas y la gata blanca

Panorama

Vals

 

INTERMEDIO

 

Tierra de temporal

José Pablo Moncayo

 

Tercera parte del ballet Dafnis y Cloe

Maurice Ravel

 

Amanecer

Pantomima

Danza general

 

Director artístico: Eduardo Diazmuñoz

 

*Programación sujeta a cambios

 

 

EDUARDO DIAZMUÑOZ, DIRECTOR GENERAL Y ARTÍSTICO

 

Se ha ganado el reconocimiento internacional como uno de los músicos más versátiles y completos de su generación ya que desde su debut a los 22 años de edad en el Palacio de Bellas Artes, es considerado como un “músico completo” que conjuga el entrenamiento de la “vieja escuela” de dirección orquestal, con amor, pasión, compromiso y proclividad a innovar, aunados a una infatigable curiosidad musical que le ha llevado a estrenar más de 150 obras.

 

Algunas de sus composiciones han sido estrenadas y grabadas en México, Europa y Estados Unidos. También ha compuesto para cine, teatro y televisión. Ha dirigido a más de 110 orquestas, ha grabado más de 35 discos para 24 sellos, algunos de ellos reeditados, fundamentalmente promoviendo música mexicana. Tiene en su haber asimismo, dos discos de oro y uno de platino por sus ventas discográficas con El Tri Sinfónico.

 

En México son de buen recuerdo sus residencias con la Filarmónica de la Ciudad de México (de la que es miembro fundador), la OFUNAM, la OSEM, la Sinfónica Carlos Chávez, la Orquesta de Baja California, L’Academie Tecquepegneuse, que co-fundó en 1978 y la Filarmónica Metropolitana que fundó en 1998, éstas dos para proyectos especiales.

 

Ha sido galardonado con el Premio Nacional de la Juventud 1975; los cuatro reconocimientos otorgados por la Unión Mexicana de Cronistas de Teatro y Música de México, (1978, 1987, 1997 y 2002); nominado al Grammy Latino en tres ocasiones, obtuvo la anhelada presea en su tercera nominación; el Premio al Músico Internacional del Año 2003 por su promoción a la música nueva, otorgado por el International Biographical Centre con sede en Cambridge, Inglaterra; recibió la Medalla Mozart 2019 de la Fundación Sebastian y la Embajada de Austria en México.

 

Celebró en 2015 sus 40 años como director de orquesta actuando al frente de la Filarmónica de Boca del Río. Dirigió la celebración por los 100 años del Conservatorio de Sidney, con la impactante obra de su mentor, Leonard Bernstein, Mass (Misa) en la legendaria casa de ópera de Sidney al frente de más de 400 músicos, cantantes y bailarines. Asimismo, en junio de ese mismo año dirigió al frente de OFUNAM, el estreno mundial de su más reciente composición sinfónica (Los inesperados caminos del espíritu), la cual estrenó localmente al año siguiente con la Orquesta Sinfónica de Xalapa.

 

Su compromiso con la educación musical ha quedado de manifiesto en varios países; en el Conservatorio Nacional, en la facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, en el Programa Nacional de Orquestas y Coros Juveniles y en la Academia Musical Fermatta en México.

 

En Francia, en la Société Philarmonique de París. En Estados Unidos, en la Escuela de Artes del Nuevo Mundo en Miami y en la Universidad de Illinois en donde destacó por haber fungido como Director Artístico y Musical tanto de Opera at Illinois con tres producciones anuales durante una década, habiendo producido en ese lapso 38 óperas, como también la re-estructuración del Ensamble de Música Nueva, habiéndolo consolidado como el de mayor calidad dentro de la Universidad y de la escena musical contemporánea en el estado.

 

De agosto del 2013 a noviembre del 2018, fue presidente del área de Dirección, profesor de los programas de maestría y doctorado en Dirección Orquestal, así como director artístico-musical y director titular de la Orquesta Sinfónica del Conservatorium de Sidney, Australia, posiciones que ganó por oposición internacional. Su regreso a México se da a partir de enero de 2019 como director artístico de la OSUANL, en Monterrey.

 

Estudió piano, violoncello, percusión y dirección en el Conservatorio Nacional pero antes de ingresar a éste, se dedicó al aprendizaje autodidacta de varios instrumentos. Cinco años después de haberse graduado, en 1983, decidió dedicar su energía y tiempo para dirigir y componer. Actualmente, trabaja en el proyecto que dejó inconcluso el compositor mexicano Daniel Catán, con su inesperado y prematuro fallecimiento en 2011.

 

Por todo lo anterior, el maestro Diazmuñoz es sinónimo de calidad, de precisión, de certeza, de innovación, de compromiso, de pasión y de audacia, cualidades que refrenda en cada una de sus presentaciones desde hace más de cuatro décadas.

 

 

 

NOTAS AL PROGRAMA

Por: Juan Arturo Brennan

 

 

RODOLFO HALFFTER  (1900-1987)

 

La madrugada del panadero, suite de ballet Op. 12

 

Al consultar el catálogo de obras de Rodolfo Halffter, hallamos que La madrugada del panadero es apenas su tercera obra escrita para orquesta. Previamente, Halffter había realizado la Suite, Op. 1, compuesta entre 1924 y 1928, y la suite de Don Lindo de Almería, Op. 7, escrita en el año de 1935.

 

En 1939, al final de la Guerra Civil española, Rodolfo Halffter, madrileño de nacimiento, vino a México para quedarse y de inmediato comenzó su ardua y continuada labor musical. Al año siguiente de su llegada, en 1940, se puso en escena por primera vez su ballet Don Lindo de Almería, cuya suite orquestal había sido tocada ya en un par de ocasiones, en Barcelona y en París. Con la participación de la bailarina y coreógrafa estadunidense Anna Sokolow, los pintores mexicanos Manuel Rodríguez Lozano y Antonio Ruiz, y el escritor español José Bergamín, Halffter fundó La paloma azul, primer grupo mexicano dedicado al quehacer, promoción y difusión de la danza moderna. Las actividades caracterizadas por un sólido trabajo interdisciplinario entre música, danza y artes plásticas, representaron sin duda el punto de arranque de la tradición de la danza moderna en México. Ese trabajo interdisciplinario dio como resultado la puesta en escena de varios ballets con música de compositores mexicanos: Antígona, de Carlos Chávez; El renacuajo paseador, de Silvestre Revueltas; Entre sombras anda el fuego, de Blas Galindo; y por supuesto, no faltaron las obras del mismo Halffter. El Teatro de Bellas Artes fue testigo de la puesta en escena de Don Lindo de Almería y La madrugada del panadero.

 

De una nota de Otto Mayer-Serra extraigo el argumento del ballet La madrugada del panadero, cuya anécdota demuestra que hay en su pensamiento musical un omnipresente buen humor que debería ser la envidia de muchos compositores de nuestro tiempo. El libreto del ballet nos habla de una panadera que, siempre coqueta y de cascos livianos, se deja consentir por los más guapos galanes del pueblo. Una noche, contando con la ausencia del panadero, cita a varios de sus pretendientes en la panadería. Comienza entonces una divertida comedia de enredos, muy a la usanza de los sainetes antiguos. De improviso, regresa el panadero, y la panadera no encuentra otra solución a su dilema que esconder a cada uno de los galanes en un saco de harina. Dada la medianoche, los mancebos intentan huir, saliendo de sus sacos, cubiertos de harina de pies a cabeza. El ruido despierta al panadero, quien ante la macabra visión de los jóvenes totalmente blancos, cree estar ante seres fantásticos en una pesadilla. Para mayor desconcierto del panadero, los empolvados galanes permanecen inmóviles, como estatuas de yeso. Para salir del apuro, la panadera finge la mayor sorpresa y, blandiendo una enorme pala, arremete contra los galanes y los obliga a meterse por la boca del horno de la panadería. Pocas horas después, al amanecer, los primeros madrugadores llegan a comprar el pan, pero en vez de las tradicionales hogazas, del horno emergen los galanes, bien cocidos y doraditos, para regocijo de todos. Como suele ocurrir en ocasiones, el orden de las piezas de la suite del ballet es diferente a la secuencia narrativa del original:

 

– Entrada

– Escena y danza primera (Habanera)

– Danza segunda

– Danza tercera

– Danza cuarta

– Nocturno

– Danza final

 

Desde la Entrada misma, se hace evidente la tradicional jovialidad de Halffter, a través de una festiva y ligera pieza en tiempo triple, cuya dinámica permanece a lo largo de toda la obra, y cuyos temas musicales principales vuelven en la Danza final para cerrar cíclicamente, a la usanza tradicional, la suite del ballet. A lo largo de toda la obra, es evidente la inspiración netamente española de la música; vale la pena recordar que hacía apenas un año Halffter había llegado a México y era todavía cien por ciento español. No llegaba todavía la politonalidad a su música, y faltaban cerca de quince años para que el compositor introdujera la música dodecafónica en nuestro país. Por ello, quizá podría hablarse de un cierto neoclasicismo en la partitura de La madrugada del panadero. El mismo Halffter, en una entrevista concedida a María Ángeles González, afirmó que los movimientos neoclasicistas nacieron como un impulso contrario a los ideales románticos, y que fueron justamente los excesos románticos los que propiciaron lo que Halffter llamaba los famosos retornos, de Stravinski a Pergolesi, de Falla a Scarlatti.

 

La madrugada del panadero fue estrenada como ballet en el Teatro de Bellas Artes el 20 de septiembre de 1940, bajo la batuta del propio Halffter, con decorados de Manuel Rodríguez Lozano y coreografía de Anna Sokolow. La suite orquestal fue estrenada hasta 1948, en Xalapa, bajo la dirección de José Ives Limantour, a quien Halffter dedicó la partitura.

 

La audición de La madrugada del panadero nos permite apreciar que, español o mexicano, politonal, neoclásico o dodecafónico, Halffter ha sido, ante todo, un compositor honesto y de una sola pieza.

 

 

PIOTR ILYICH CHAIKOVSKI  (1840-1893)

 

Selecciones del ballet La bella durmiente, Op. 66

 

Introducción. El hada de las lilas

Adagio. Paso de acción

Paso de carácter. El gato con botas y la gata blanca

Panorama

Vals

 

Es posible que el atractivo principal del ballet para aquellos que admiran esta forma artística sea la conjunción ideal de música y danza que se ha logrado en algunas obras notables a lo largo de la historia y que es, de hecho, el punto focal de la intención estética y expresiva del ballet. Para lograr esta conjunción se necesita buena música, un buen libreto y una buena coreografía. En el caso de los famosos ballets de Piotr Ilyich Chaikovski, es claro que el primer elemento cumple perfectamente su función. Esto es cierto a tal grado que para el melómano común la figura de Chaikovski suele identificarse primero que nada a través de su música para ballet. De hecho, los tres ballets escritos por Chaikovski siguen siendo su música más popular hasta la fecha: El lago de los cisnes (1876), La bella durmiente (1889) y El cascanueces (1892). Si la danza moderna tiende en la mayoría de los casos a la abstracción y al distanciamiento del elemento anecdótico y narrativo, los ballets clásicos son siempre historias con música, y algo más. He aquí la historia y el argumento de La bella durmiente.

 

Como en el caso de El lago de los cisnes, que fue un encargo del Teatro Bolshoi, La bella durmiente también fue el resultado de una comisión. En este caso, el encargo le fue hecho al compositor en 1888 por Iván Vsevoloshky, director del Teatro Imperial. El estreno del ballet se realizó en el Teatro Maryinski de San Petersburgo el 15 de enero de 1890, con Carlotta Brianza en el papel titular, y a diferencia de El lago de los cisnes, tuvo un éxito inmediato. Ello se debió, sin duda, a que el gran coreógrafo Marius Petipa realizó la coreografía original de la obra. El libreto del ballet fue escrito por Vsevoloshky y Petipa, y está basado en una de las historias más conocidas por chicos y grandes en el mundo occidental, uno de los cuentos de la colección Mamá la Oca del escritor francés Charles Perrault.

 

En el palacio del rey Florestán se lleva a cabo la ceremonia del bautizo de la princesa Aurora, con la presencia y bendición de sus hadas madrinas. El maestro de ceremonias del palacio ha olvidado invitar a la celosa hada Carabosse, que aparece en medio de la fiesta para lanzar una maldición: la princesa Aurora crecerá sana y bella, pero un lejano día se pinchará un dedo con el huso de una rueca, y morirá. Una de las hadas madrinas de la princesa Aurora interviene y anuncia que el maleficio se cumplirá sólo parcialmente: la princesa se pinchará un dedo y dormirá durante cien años con el resto de la corte, hasta que un bello príncipe la saque del sueño con un beso. Y en efecto, la princesa Aurora crece bella y radiante. El día en que cumple 16 años, un extraño personaje entra de incógnito a la fiesta en palacio y le regala una rueca. El personaje no es otro que el hada Carabosse, y tal y como lo ha profetizado, la princesa Aurora se pincha un dedo con el huso de la rueca. Cae dormida con el resto de la corte, y se cumple así el maleficio de Carabosse. Pasan cien años, hasta que aparece el príncipe Florimundo que, guiado por una de las hadas madrinas, llega hasta la princesa dormida. La besa, y el maleficio se rompe. La princesa y la corte despiertan de sus cien años de somnolienta soledad. Aurora y Florimundo se casan en medio del regocijo general.

 

Además del atractivo de la historia misma, este ballet de Chaikovski ofrece una buena muestra de la enorme capacidad del compositor para crear bellas y memorables melodías. A veces, demasiado memorables, ya que a lo largo del tiempo, músicos de todos los estilos y tendencias han plagiado la música de Chaikovski a la menor provocación. Asimismo, muchas de las partes de los ballets de Chaikovski se han hecho más famosas en versiones alternativas que en su forma original. Tal es el caso, bien conocido, del hermoso vals de La bella durmiente, que hoy es ampliamente recordado no tanto en la versión original sino en la versión cantada en la película de dibujos animados producida por Walt Disney en 1959 bajo la dirección de Clyde Geronimi. Mientras las hadas madrinas (llamadas aquí Flora, Fauna y Primavera) revolotean a su alrededor, la recién despertada princesa Aurora canta:

 

Eres tú el príncipe azul que yo soñé…

 

Entre las muchas cosas que se han escrito sobre La bella durmiente, vale la pena citar este breve párrafo de David Brown, en el que se hallan muy bien resumidas las mejores cualidades del ballet. Dice Brown:

 

La conjunción de una invención musical llena de carácter, la fluidez estructural y el seguro sentido de la atmósfera, todo ello enmarcado en un argumento admirablemente estructurado, hace de La bella durmiente la pieza teatral más consistentemente exitosa de Chaikovski, y una de las cimas del repertorio del ballet.

 

 

JOSÉ PABLO MONCAYO  (1912-1958)

 

Tierra de temporal

 

Es el año de 1953, la parte más dura de la posguerra en Europa. El Viejo Continente está en pleno proceso de reconstrucción y rescate, intentando resanar las vidas y tapar los huecos dejados por la artillería de la infame Blitzkgrieg de Hitler. La Cortina de Hierro ya ha sido instalada y detrás de ella los satélites de la poderosa Unión Soviética se amoldan a la vida política de su nuevo conquistador. Rumania no es la excepción, y apenas un par de años después de terminada la guerra, ha dejado de ser una monarquía, haciendo abdicar al rey Miguel y enviándolo al exilio. En 1953, Rumania vive su vida política bajo una constitución muy parecida a la de la Unión Soviética, y el siniestro Nicolae Ceaucescu ha iniciado ya su irresistible ascenso al poder, que pronto será suyo. Bajo estas condiciones, en 1953, llega hasta la lejana y gris ciudad de Bucarest, la capital rumana, un grupo de mexicanos cuyo oficio es el de hacer danza. El 11 de agosto de ese año, en el Teatro Nacional Estudio de Bucarest, se realiza el estreno mundial del ballet Zapata, coreografiado por Guillermo Arriaga, figura capital en la historia de la moderna danza de México. El argumento del ballet, escrito también por Arriaga, es una sobria, a veces desgarradora narración de temas importantes y dolorosos de nuestra historia. He aquí ese argumento dancístico:

 

1.- Parto. Zapata nace de la tierra. Ella le da la primera luz, el primer pedazo de aire. Es la fuerza para que su sangre corra como rebelde río y que cada golpe de su corazón se convierta en gigantesca ola para aniquilar al intruso, al injusto, al culpable.

 

2.- Vida y lucha. Zapata vive y lucha para devolver los derechos más sagrados a todos sus hermanos: ¡Tierra y libertad!

 

3.- Muerte y testamento. Finalmente cae bajo el golpe de la traición. Vuelve al seno de la tierra, sólo que ahora, a través de ella, la cal de sus huesos y la savia de sus arterias habrán de transformarse, como profético testamento, en el más agudo grito, que correrá clamando justicia por el surco de cada parcela en todos los sembradíos donde la tierra sea ignominiosamente violada y el campesino despiadadamente despojado.

 

Bajo esta línea narrativa, el público rumano pudo ver aquella noche de agosto de 1953 una de las historias más importantes del quehacer dancístico de México, basada a su vez en una de las figuras más notables del movimiento revolucionario mexicano. Los papeles protagónicos de Zapata en la noche de su estreno fueron bailados por Guillermo Arriaga y Rocío Sagaón, y el vestuario estuvo a cargo de Miguel Covarrubias. ¿Y la música? Arriaga utilizó como soporte sonoro de su ballet Zapata la pieza sinfónica Tierra de temporal, obra de José Pablo Moncayo que ha pasado a la historia de nuestra música no sólo por sus numerosos méritos propios, sino también por su afortunada transmutación coreográfica.

 

En el año de 1949 la Orquesta Sinfónica de México convocó a un concurso de composición para conmemorar el centenario de la muerte de Federico Chopin, y la obra triunfadora de ese concurso fue Tierra de temporal. Malacostumbrados como estamos por la omnipresente sonoridad del Huapango (1941) del propio Moncayo, podríamos quizá imaginar que Tierra de temporal es una obra igualmente extrovertida y brillante. Sin embargo, no lo es. En esta partitura, Moncayo transita por caminos musicales que avalan lo dicho por el musicólogo sueco Dan Malmström en el sentido de que Tierra de temporal es mucho más nacionalista en su título que en su música. ¿Qué hay, entonces, en esta pieza sinfónica de Moncayo? Sorprendentemente, hay un lenguaje que, sin dejar de ser identificable como mexicano, tiene claros contornos impresionistas que le dan una delicadeza muy peculiar y atractiva. Esto no deja de ser interesante, sobre todo a la luz del hecho de que Moncayo, a diferencia de algunos de sus colegas, no tuvo oportunidad de “afrancesarse” a través de los estudios musicales en Europa. Así pues, Tierra de temporal se mueve en un ámbito sonoro que, sin dejar de ser mexicano, apunta hacia horizontes más universales.

 

Tres meses después del estreno de Zapata en Bucarest, el ballet compuesto por Arriaga sobre la música de Moncayo se estrenó en México, en el Teatro de Bellas Artes, el 10 de noviembre de 1953. De nuevo, Guillermo Arriaga hizo el papel de Zapata, y Roció Sagaón recreó el papel de La Tierra. A partir de entonces, esta partitura sinfónica de Moncayo ha estado inseparablemente asociada al trabajo dancístico y coreográfico de Arriaga, como parte de uno de los mejores momentos de la danza moderna mexicana. El paso del tiempo ha dejado claro que, por desgracia, el agudo grito de los huesos y las arterias de Zapata sigue clamando justicia, porque la tierra mexicana de temporal sigue siendo ignominiosamente violada, y el campesino es despiadadamente despojado todos los días. Con los años, la música de Moncayo y la coreografía de Arriaga siguen siendo tan vigentes como antes.

 

 

MAURICE RAVEL (1875-1937)

 

Tercera parte del ballet Dafnis y Cloe

 

Amanecer

Pantomima

Danza general

 

El Dafnis y Cloe de Maurice Ravel es uno más de los múltiples casos en que una idea ha recorrido el camino que lleva de la mitología a la música, pasando por la literatura y la danza. La mitología nos cuenta que el gran Hermes tuvo una multitud de amantes, entre ellas Perséfone, Hécate, Afrodita y varias ninfas. De la relación de Hermes con una de estas ninfas nace Dafnis, bello e infeliz pastor siciliano nacido en las cercanías del Etna. Abandonado por su madre, Dafnis crece entre los pastores y es amado por otra ninfa, de nombre Xenaea o Lyce, según la fuente mitológica que uno consulte. La ninfa en cuestión le hace jurar fidelidad eterna so pena de la ceguera. Dafnis, humano al fin y al cabo, sucumbe a las tentaciones de la carne y le es infiel a su ninfa. El castigo no se hace esperar y el infeliz Dafnis pierde la vista. A partir de entonces, sólo halla consuelo en la música y en la poesía; de ahí que la mitología le asigne a Dafnis la invención de la poesía pastoral. La triste vida de Dafnis termina cuando el pastor se precipita a su muerte al caer desde una alta colina. En el lugar en el que cae brota una fuente y el sitio es venerado por los pastores sicilianos después de que Hermes lleva a su hijo a los cielos.

 

La literatura toma la figura de Dafnis hacia el siglo tercero de nuestra era, en manos del escritor Longo. A partir de la mitología, Longo crea el género del romance pastoral; su obra más notable del género en cuestión  es precisamente Dafnis y Cloe. En ella, el Dafnis mitológico se convierte en un símbolo de lo pastoral por definición. La obra de Longo es la narrativa del encuentro, conocimiento, amor y matrimonio de Dafnis y Cloe, teniendo el ambiente pastoral de Lesbos como fondo geográfico. Lo interesante de la obra de Longo es el desarrollo de los personajes protagónicos, que van desde los confusos sentimientos del afecto infantil hasta la total madurez sexual de su relación. A diferencia de otros romances de la época, el Dafnis y Cloe de Longo logra una notable penetración sicológica en sus personajes y, al mismo tiempo, demuestra un profundo sentimiento naturalista en sus descripciones de lugares y paisajes.

 

El siguiente paso de la idea fundamental fue la danza. Dafnis y Cloe le fue comisionado a Ravel por Sergei Diaghilev para ser producido en el Teatro del Chatelet en París, y el estreno del ballet se realizó el 8 de junio de 1912. Al consultar algunos textos sobre este estreno, se antoja indispensable mencionar a quienes participaron en él, como una muestra de la clase de talento que se reunía en el París de principios del siglo XX para proyectos de este tipo. Veamos: encargo de Sergei Diaghilev, música de Maurice Ravel, coreografía de Michel Fokine, diseños de León Bakst, dirección musical de Pierre Monteux y los papeles protagónicos del ballet, bailados por Vaslav Nijinski y Tamara Karsavina. Al ceder un poco al impulso de la cursilería, no sería exagerado llamar constelación a esta combinación de personajes que estrenaron el Dafnis y Cloe.

 

El libreto del ballet no estuvo basado en el original de Longo sino en la traducción francesa del poeta renacentista Jacques Amyot. El primer tratamiento narrativo fue realizado por el coreógrafo, Michel Fokine, y adaptado por el propio Ravel para sus fines musicales. La partitura de Dafnis y Cloe en su versión para piano estuvo lista en 1910, y al año siguiente, en el proceso de orquestación, Ravel hizo algunas alteraciones, entre las que destaca la transformación integral de la Danza general con la que concluye la obra.

 

En la actualidad son pocas las ocasiones en las que se baila esta obra maestra según las intenciones originales de sus creadores. Por otra parte, las apariciones de Dafnis y Cloe en las salas de conciertos suelen realizarse en la forma de una suite en tres partes que constituyen apenas la mitad de la música compuesta originalmente por Ravel. Una audición completa de la obra revela de inmediato la que quizá sea la obra más notable del gran compositor francés.

 

Si bien Dafnis y Cloe no es estrictamente una sinfonía, se sabe que la intención de Ravel fue la de componer una sinfonía coreográfica, es decir, una obra que se apegara a ciertos principios formales y tonales de una sinfonía, y que al mismo tiempo tuviera la flexibilidad necesaria de toda buena música de ballet. Desde el punto de vista sonoro, Ravel logra en Dafnis y Cloe algunos de sus más felices hallazgos de orquestación. Una ojeada a la partitura permite descubrir los elementos instrumentales utilizados por Ravel con el fin específico de enriquecer el color orquestal: flauta en sol, castañuelas, crótalos, máquina de viento, celesta, glockenspiel, xilófono, dos arpas. Es decir, un complemento instrumental digno del más refinado pensamiento musical impresionista.

 

Por cierto, esta Danza general con la que concluye la obra llevó por título provisional el de Bacanal, y causó a Ravel y compañía algunos dolores de cabeza; los bailarines se quejaron amargamente de que no era fácil bailar una danza tan violenta escrita en un irregular compás de 5/4. También en cuestiones rítmicas, sin embargo, en la variedad está el gusto.