Serie 1 – Homenaje a la naturaleza

Programa

 

Vals de las flores del ballet El cascanueces

Piotr Ilyich Tchaikovsky

 

Concierto para dos arpas y guitarra, Dos dalias

Gerardo Tamez

 

Son

Pirecua

Zapateado

 

INTERMEDIO

 

Sinfonía No. 6 en fa mayor, Op. 68, Pastoral

Ludwig van Beethoven

 

Allegro ma non troppo

Andante molto mosso

Allegro

Allegro

Allegretto

 

 

Director artístico: Eduardo Diazmuñoz

Solistas invitados: Mercedes Gómez, arpa; Janet Paulus, arpa; y Gerardo Tamez, guitarra.

 

*Programación sujeta a cambios

 

 

EDUARDO DIAZMUÑOZ, DIRECTOR GENERAL Y ARTÍSTICO

 

Eduardo Diazmuñoz se ha ganado el reconocimiento internacional como uno de los músicos más versátiles y completos de su generación ya que desde su debut a los 22 años de edad en el Palacio de Bellas Artes, es considerado como un “músico completo” que conjuga el entrenamiento de la “vieja escuela” de dirección orquestal, con amor, pasión, compromiso y proclividad a innovar, aunados a una infatigable curiosidad musical que le ha llevado a estrenar más de 150 obras.

 

Algunas de sus composiciones han sido estrenadas y grabadas en México, Europa y Estados Unidos. También ha compuesto para cine, teatro y televisión. Ha dirigido a más de 110 orquestas, ha grabado más de 35 discos para 24 sellos, algunos de ellos reeditados, fundamentalmente promoviendo música mexicana. Tiene en su haber asimismo, dos discos de oro y uno de platino por sus ventas discográficas con El Tri Sinfónico.

 

En México son de buen recuerdo sus residencias con la Filarmónica de la Ciudad de México (de la que es miembro fundador), la OFUNAM, la OSEM, la Sinfónica Carlos Chávez, la Orquesta de Baja California, L’Academie Tecquepegneuse, que co-fundó en 1978 y la Filarmónica Metropolitana que fundó en 1998, éstas dos para proyectos especiales.

 

Ha sido galardonado con el Premio Nacional de la Juventud 1975; los cuatro reconocimientos otorgados por la Unión Mexicana de Cronistas de Teatro y Música de México, (1978, 1987, 1997 y 2002); nominado al Grammy Latino en tres ocasiones, obtuvo la anhelada presea en su tercera nominación; el Premio al Músico Internacional del Año 2003 por su promoción a la música nueva, otorgado por el International Biographical Centre con sede en Cambridge, Inglaterra, entre otros.

 

Diazmuñoz celebró en 2015 sus 40 años como director de orquesta actuando al frente de la Filarmónica de Boca del Río. Dirigió la celebración por los 100 años del Conservatorio de Sidney, con quien llevó a cabo un magno concierto justo en la fecha del Centenario, con la impactante obra de su mentor, Leonard Bernstein, Mass (Misa) en la legendaria casa de ópera de Sidney al frente de más de 400 músicos, cantantes y bailarines.

 

Asimismo, en junio de ese mismo año dirigió al frente de OFUNAM, el estreno mundial de su más reciente composición sinfónica (Los inesperados caminos del espíritu), la cual estrenó localmente al año siguiente con la Orquesta Sinfónica de Xalapa.

 

Su compromiso con la educación musical ha quedado de manifiesto en varios países; en el Conservatorio Nacional, en la facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, en el Programa Nacional de Orquestas y Coros Juveniles y en la Academia Musical Fermatta en México.

 

En Francia, en la Société Philarmonique de París. En Estados Unidos, en la Escuela de Artes del Nuevo Mundo en Miami y en la Universidad de Illinois en donde destacó por haber fungido como Director Artístico y Musical tanto de Opera at Illinois con tres producciones anuales durante una década, habiendo producido en ese lapso 38 óperas, como también la re-estructuración del Ensamble de Música Nueva, habiéndolo consolidado como el de mayor calidad dentro de la Universidad y de la escena musical contemporánea en el estado.

 

De agosto del 2013 a noviembre del 2018, fue presidente del área de Dirección, profesor de los programas de maestría y doctorado en Dirección Orquestal, así como director artístico-musical y director titular de la Orquesta Sinfónica del Conservatorium de Sidney, Australia, posiciones que ganó por oposición internacional. Su regreso a México se da a partir de enero de 2019 como director artístico de la OSUANL, en Monterrey.

 

Diazmuñoz estudió piano, violoncello, percusión y dirección en el Conservatorio Nacional pero antes de ingresar a éste, se dedicó al aprendizaje autodidacta de varios instrumentos.

 

Cinco años después de haberse graduado, en 1983, decidió dedicar su energía y tiempo para dirigir y componer. Actualmente, está trabajando en el proyecto que dejó inconcluso el afamado compositor mexicano Daniel Catán, con su inesperado y prematuro fallecimiento en 2011.

 

Por todo lo anterior, el Maestro Diazmuñoz es sinónimo de calidad, de precisión, de certeza, de innovación, de compromiso, de pasión y de audacia, cualidades que refrenda en cada una de sus presentaciones desde hace más de cuatro décadas.

 

 

MERCEDES GÓMEZ

 

Nació en México D.F.  Egresada con mención honorífica del Conservatorio Nacional de Música, realizó sus estudios de arpa con Judith Flores Alatorre (Mex), Urszula Mazurek (Polonia), Marian Shaffer (EUA), Marjorie Tyre (EUA) y Nicanor Zabaleta (España). Ha sido arpista de la Orquesta del Estado de México, la Orquesta Sinfónica del Palacio de Minería y la Orquesta Filarmónica de la UNAM, y solista de las principales orquestas mexicanas. Ha representado a México en festivales internacionales y estrenado numerosas obras latinoamericanas contemporáneas dedicadas a ella. Algunas de ellas se encuentran en sus discos Zarpa al azar (URTEXT 1998), Ramas (Quindecim 2006) y 3 Conciertos de Samuel Zyman (Urtext 2013).

 

A partir de 1999 integra, junto con Janet Paulus, SONDOS, dúo de arpas, con quien ha grabado Almíbar (música mexicana del S XIX), Carnaval (obras para dos arpas de Armando Luna); Arpeo (obras de compositores latinoamericanos contemporáneos) y Dos Dalias. Desde 2006 es integrante del Ensamble Tierra Mestiza, dirigido por Gerardo Tamez, con quien ha grabado Ida y Vuelta y Folía y Son.

 

Cursó la Maestría en Arpa en el Conservatorio Real de Estocolmo en Suecia e imparte la cátedra de arpa en el Conservatorio Nacional de Música de México. En julio del 2016 fue elegida Vicepresidenta de las Américas para  el World Harp Congress.

 

En 2017 y 2018 presentó recitales, impartió clases magistrales y dirigió ensambles de arpa en Tasmania, Australia. En octubre del mismo año fungió como jurado en el V Concurso Ibérico de Música de Cámara, además de tocar como solista e impartir clases magistrales en Madrid.

 

Ha escrito dos obras didácticas para alumnos de arpa: Vania y las ventanas abiertas (presentada en México, Venezuela, Francia y EUA) y Francisco, el niño curioso (México y España).

 

Actualmente cursa el tercer año del doctorado en la Universidad Complutense de Madrid.

 

JANET PAULUS

 

Originaria de Nueva York. Hizo sus estudios en la Academia de Artes de Interlochen, Michigan y en el Instituto de Música de Cleveland, donde obtuvo su licenciatura. Tan pronto como terminó sus estudios, ocupó los puestos de Arpista Principal de la Orquesta Sinfónica del Estado de México, y más tarde en la Filarmónica de la Ciudad de México.

 

A partir de 1983, prosiguió su carrera musical en Nueva York, como solista y en grupos de cámara, y actuó también como arpista orquestal en la Orquesta de la Ópera Metropolitana, la Filarmónica de Nueva York, la Orquesta de la Ópera de Nueva York, la Orquesta de St. Luke´s y la Filarmónica de Brooklyn.

 

En la actualidad reside en México y ocupa el puesto de Arpista Principal en la Orquesta Filarmónica de la Universidad Nacional Autónoma de México, la Orquesta del Teatro de Bellas Artes, y en la Orquesta Sinfónica de Minería. Desde 1999 forma parte de SONDOS, dúo de arpas con Mercedes Gómez.

 

 

GERARDO TAMEZ

 

Compositor y guitarrista con una trayectoria artística que suma ya 52 años es, sin duda, un referente nacional e internacional en materia de composición, arreglo, interpretación y docencia de la música mexicana y latinoamericana, con gran incidencia en la vida cultural del país.

 

Estudió en el Conservatorio Nacional de Música, la Escuela Nacional de Música (UNAM), el Centro de Investigación y Estudios Musicales y en el Instituto de Artes de California. Fue miembro fundador del grupo Los Folkloristas con el cual recibió en 1972 el Premio de la Unión de Cronistas de Teatro y Música en Radio y Televisión.   Obra suya (Tierra Mestiza, Aires de Son, Jícamo a cuatro, Arpatlan, Concierto San Ángel, Percuson, Sonfonía, entre otras) -que en gran medida es influenciado por el folklore nacional y latinoamericano- es publicada por las editoriales francesas Max Eschig y Salabert y la estadounidense Mel Bay. Como concertista se ha presentado en las principales salas del país así como en el extranjero. Es fundador del Terceto de Guitarras de la Ciudad de México y el Ensamble Tierra Mestiza del cual es director.

 

Su contribución artística en torno al 100 aniversario de Juan Rulfo ha sido con el estreno de su obra-homenaje De murmullos tanto como para orquesta de cámara (original) como para banda sinfónica así como la musicalización de la serie televisiva 100 años con Rulfo. Ha sido miembro en varias emisiones del Sistema Nacional de Creadores de Arte y de la Comisión de Artes del FONCA. Actualmente imparte Composición y Guitarra así como en la Maestría en Composición para música de cine en la Escuela de Música del Estado de Hidalgo, institución que lo ha distinguido con la emisión de la Presea Gerardo Tamez. Ha sido merecedor de varios premios y homenajes en varios festivales internacionales. En 2018 recibió la Medalla Bellas Artes por su contribución al legado artístico y musical de México.

 

NOTAS AL PROGRAMA

Por: Juan Arturo Brennan

 

PIOTR ILYICH CHAIKOVSKI  (1840-1893)

 

Vals de las flores del ballet El cascanueces

 

Aquí va una rápida lista de algunas cosas indispensables en la temporada navideña:

 

1.- El turrón de Jijona

2.- Los falsos santacloses de la Alameda de la Ciudad de México

3.- El exceso de comerciales en televisión

4.- La sidra

5.- El oratorio Mesías de Händel

6.- El ballet El cascanueces de Chaikovski

 

En efecto, en los lugares donde todavía hay recursos para montar ballets clásicos a lo grande, El cascanueces es un rito indispensable en las fechas que rodean a la Navidad. Ello se debe, sencillamente, a que la historia sobre la que el libreto está basado es un extraño cuento de Navidad. El texto original es de E.T.A. Hoffmann y lleva por título original El cascanueces y el rey ratón. Una versión francesa, traducida por Alejandro Dumas, padre, se tomó como base para el libreto; es por ello que durante mucho tiempo se conoció esta partitura de Chaikovski como Casse-noisette, que es la palabra francesa con la que se designa ese ingenioso aparato que resulta igualmente peligroso para las nueces que para los dedos del usuario. Sin entrar en demasiados detalles, se puede recordar que el cuento se inicia con una fiesta de Navidad en la que un mago llamado Drosselmeyer trae extraños regalos: juguetes mecánicos, un Arlequín y una Colombina que bailan ante los fascinados niños. El regalo final es un grotesco cascanueces que recibe la niña Clara, ante los celos de su hermano Fritz. Por supuesto, como ocurre en casi todas las fiestas de Navidad, los niños se pelean por el cascanueces. Más tarde, por la noche mientras todos duermen, Clara regresa a la sala para encontrarse con que los juguetes navideños han cobrado vida. Hay una invasión de ratones que es repelida por los soldaditos de plomo comandados por el cascanueces. Como premio a su valentía, el bravo estratega es convertido en príncipe y de inmediato invita a Clara a un paseo por el reino de los Dulces. Durante este paseo, Clara y el príncipe cascanueces son testigos de escenas diversas que culminan en un festival preparado en honor de Clara.

 

Como podrá verse, este cuento tiene, como todos los cuentos clásicos para niños, un claro subtexto de horror. ¿Se imaginan ustedes una batalla entre una horda de ratones y un regimiento de soldados de plomo? Es como para quitarle el sueño a cualquiera, niño o adulto. El cascanueces surgió de un encargo del Teatro Maryinski de San Petersburgo, y la coreografía original le fue solicitada al gran Marius Petipa, cuya grandeza no le impidió molestar continuamente a Chaikovski durante la creación de la obra, pretendiendo darle instrucciones sobre cómo escribir su música. Víctima de una especie de castigo divino (quizá provocado por el mago Drosselmeyer) el coreógrafo Petipa enfermó antes del estreno del ballet y su coreografía tuvo que ser concluida por Lev Ivanov. Chaikovski había recibido el encargo en 1891 y terminó la orquestación del ballet en febrero de 1892. Aun antes del estreno del ballet el compositor había presentado algunos fragmentos de la música en San Petersburgo, en un concierto que resultó muy exitoso, lo cual no sirvió mucho para calmar las dudas de Chaikovski sobre su nueva partitura. El estreno del ballet se llevó a cabo el 17 de diciembre de 1892 y la obra fue recibida con frialdad por el público. Al paso del tiempo, sin embargo, su popularidad creció hasta alcanzar una enorme aceptación por todo el mundo, básicamente a través de la Suite Op. 71a realizada por Chaikovski con ocho números de la partitura original. Si esta suite se interpreta con frecuencia en las salas de conciertos, tanto en la temporada navideña como fuera de ella, mucho menos conocida es una segunda suite del ballet, conformada por otros cinco números extraídos de la partitura original.

 

Como último dato sobre este muy socorrido ballet navideño, cabe recordar que en la Danza del hada del azúcar, una de las piezas más atractivas de la partitura, y que aparece en la suite Op. 71a, Chaikovski emplea sabiamente el rico sonido de la celesta, instrumento que había conocido recientemente durante una visita a París, y por el cual se había sentido muy atraído. Dicen los conocedores que El cascanueces representa la primera aparición de la celesta en la música de concierto. (Celesta: instrumento de teclado cuyo sonido se produce por el impacto de martinetes sobre láminas metálicas).

 

GERARDO TAMEZ (1948)

 

Concierto para dos arpas y guitarra, Dos dalias

Son

Pirecua

Zapateado

 

Si uno necesita un antecedente o ancla para abordar el concierto Dos dalias (para dos arpas y guitarra) de Gerardo Tamez, no hace falta más que volver la mirada y el oído hacia Arpatlán (1995), una de sus obras más significativas, escrita para arpas clásicas, arpas folklóricas, jarana, cuatro llanero, guitarra, contrabajo y cuatro percusionistas. Sobre esta luminosa obra suya, dice el compositor:

 

Justamente, Mercedes Gómez y otros artistas organizaron por varios años los encuentros latinoamericanos de arpa. Allí, las arpas clásicas  y las arpas folclóricas se unieron para tocar en conjunto. Ellos me encargaron hacer una obra para ambas, en la que tuvieran sus partes preponderantes y las de acompañamiento.

 

Un vez establecido este antecedente, es importante recalcar algo que, aunque se haya dicho ya una y mil veces, no deja de ser fundamental para entender a Gerardo Tamez y a su música: el hecho de que el concepto fundamental de su trabajo múltiple (como guitarrista, como compositor, como maestro) es el son, en el entendido de que bajo este concepto y esta palabra habita mucha y muy variada música. Dicho de otra manera: en esencia, Gerardo Tamez es un sonero, por dondequiera que se le mire y se le escuche. El propio Tamez lo ha enfatizado, una y otra vez, cuando habla o escribe sobre su música, y el concierto Dos dalias no es la excepción. Para muestra, he aquí este breve texto redactado por el compositor:

 

La dalia es una flor netamente mexicana y el son es el género vernáculo que más ampliamente representa nuestra cultura musical a lo largo y ancho del país. El Concierto Dos Dalias (para dos arpas, quinteto de cuerdas y guitarra) se inspira a partir de elementos del son mexicano y está dedicado a dos destacadas arpistas (y flores también) del ambiente musical mexicano: Mercedes Gómez y Janet Paulus, quienes estrenaron (con el autor a la guitarra) esta  obra  en ocasión del 39º Congreso Nacional de la American Harp Society llevado a cabo en Tacoma, Washington en julio de 2010 por encargo de Pat y Jim Wooster. Escrito en un lenguaje tradicional pero salpicado con muchos elementos rítmicos cambiantes y juguetones, el concierto consta de tres movimientos: Son, Pirecua (que significa canción en lengua purépecha) y Zapateado.

 

A su vez, la arpista Mercedes Gómez, quien conoce muy de cerca estas Dos dalias, comenta lo siguiente:

 

Es un concierto muy accesible para el público. Lo hemos probado fuera de México y la gente se conecta de inmediato con los bailes mexicanos. Está basado en elementos del folklore mexicano, pero no a través de citas sino en las transformaciones que son parte del lenguaje de Gerardo Tamez. Desde que uno empieza a escuchar el concierto, dan ganas de bailarlo. Su segundo movimiento es una pirecua, una canción de amor (o desamor) muy dulce y agradable al oído, y el zapateado final hace un muy rico contraste frente a la canción. Tuve el privilegio de tocar Dos dalias en Serbia, el 4 de abril de 2012, en la versión para sección de cuerdas completa, con la arpista Milena Stanisic y el guitarrista Srdjan Tosic. Tuvimos un excelente conjunto de cámara, y se siente muy rico tocar este concierto con el apoyo de la cuerda completa. La combinación de los instrumentos solistas funciona muy bien; a veces las guitarra está sonando junto con las cuerdas y a veces es como el preludio de lo que van a tocar las arpas, y en otros momentos marca estos pulsos irregulares que tanto le gustan a Gerardo.

 

Respecto a los personajes mencionados por Gerardo Tamez como responsables del encargo del concierto Dos dalias, Patricia y Jim Wooster, cabe mencionar que ella es arpista, y él, ingeniero. La fecha precisa del estreno mundial aludido fue el 5 de julio de 2010, en el Teatro Rialto de Tacoma-Seattle, donde se tocó la versión para dos arpas, guitarra y quinteto de cuerdas.  El estreno en México tuvo lugar el 30 de agosto de 2017 en el Conservatorio Nacional de Música de México, en el marco del Sexto Festival Internacional de Guitarra, en su versión “pequeña”. Dos dalias se escucha por primera vez en México en su versión “grande” el 21 de marzo de 2019 en Monterrey, con la Orquesta Sinfónica de la Universidad Autónoma de Nuevo León, la batuta de Eduardo Díazmuñoz, las arpas de Mercedes Gómez y Janet Paulus, y la guitarra de Gerardo Tamez. Es importante mencionar también que las dos arpistas involucradas de lleno en el concierto Dos dalias, han trabajado juntas durante largos años, formando el dúo SONDOS.

 

LUDWIG VAN BEETHOVEN  (1770-1827)

 

Sinfonía No. 6 en fa mayor, Op. 68, Pastoral

Allegro ma non troppo

Andante molto mosso

Allegro

Allegro

Allegretto

 

En el curso de cualquier discusión o análisis sobre la sinfonía Pastoral de Beethoven, tarde o temprano aparecerá por ahí el término música programática. Y sin duda, muchos se preguntarán cuál puede ser el significado de esa expresión; resolver la duda no deja de ser interesante, considerando la importancia que la música programática ha tenido en el contexto del desarrollo de la música occidental. Básicamente, la música programática es la música instrumental que conlleva algún significado extramusical. Como simple conjetura retrospectiva, hubiera sido interesante preguntar su opinión sobre la música programática a Eduard Hanslick, el influyente crítico vienés del siglo XIX. Esta referencia viene a la memoria porque una de las frases más famosas de Hanslick dice:

 

La música es su propio significado.

 

¿Y qué decir de los significados extramusicales de la música programática? Sus fuentes pueden ser múltiples, y los temas abordados por los compositores han sido ubicuos, multiformes y en ocasiones, inesperados: paisajes, viajes, personajes, biografías, geografías, fantasías. Si bien la música programática tuvo su mayor auge en el período romántico, no ha sido exclusiva del siglo XIX: en el lejano siglo XVI William Byrd (1540-1623) escribió una suite para virginal titulada La batalla, y se sabe que el organista y compositor danés Dietrich Buxtehude (1637-1707), tres siglos antes que Gustav Holst (1874-1934) compuso una suite para clavecín sobre los planetas. El mismo Juan Sebastián Bach (1685-1750) nos dejó una pieza titulada Capricho sobre la lejanía de su hermano amado. Y desde entonces, la música programática ha existido en todas las épocas y ha participado en todos los géneros; la literatura, la leyenda, la filosofía, la pintura, la historia, se han encargado de proveer el material sobre el que muchos compositores han intentado una labor singularmente compleja: emplear los elementos de un lenguaje tan abstracto como la música instrumental para comunicar ideas tan concretas como la marcha de un tren (Pacific 231 de Arthur Honegger, 1892-1955), las aventuras de un caballero alucinado (Don Quijote de Richard Strauss, 1864-1949), el agreste paisaje marino de las islas Hébridas (La gruta de Fingal de Félix Mendelssohn, 1809-1847), un alegre baile de esqueletos (la Danza macabra de Camille Saint-Saëns, 1835-1921), o un episodio de la commedia dell’arte (Scapino de William Walton, 1902-1983).

 

La música programática tiene en el poema sinfónico una de sus formas más sólidas de expresión, y entre la sinfonía abstracta y el poema sinfónico existe lo que se ha denominado sinfonía programática, es decir, una sinfonía que se apega a los principios formales tradicionales y al mismo tiempo ofrece elementos sonoros que sugieren ideas extramusicales. Entre los ejemplos notables de sinfonías programáticas están las sinfonías El reloj y Los adioses de Franz Joseph Haydn (1732-1809), la Sinfonía fantástica de Héctor Berlioz (1803-1869), la Patética de Piotr Ilyich Chaikovski (1840-1893), la Londres de Ralph Vaughan Williams (1872-1958), la Leningrado de Dmitri Shostakovich (1906-1975) y, por supuesto, la Pastoral de Beethoven. No hay que olvidar que el contenido programático de la Pastoral fue tomado muy literalmente en la realización de la película Fantasía, en la que al compás de esta música de Beethoven, ninfas y faunos se dedican al goce de la vida bucólica, y diversas formas de vida vegetal practican la danza con singular empeño.

 

Beethoven compuso su Sexta sinfonía entre 1807 y 1808, y en el programa de su estreno, el 22 de diciembre de 1808 en Viena, se describía a la obra como Una sinfonía titulada: Recuerdos de la vida en el campo, en fa mayor. Es difícil dudar de las intenciones programáticas de Beethoven, considerando que cada uno de los cinco movimientos lleva, además de la indicación de tempo, un subtítulo muy descriptivo.

 

I- Despertar de sentimientos de alegría al llegar al campo. La característica más notable es algo que se relaciona directamente con el primer movimiento de la Quinta sinfonía de Beethoven: la insistente repetición de la idea principal, repetición que sin embargo nos deja la impresión de una enorme variedad.

 

II- Escena junto al arroyo. Este movimiento está lleno de murmullos musicales, que sin duda pueden ser traducidos al lenguaje de la naturaleza; diversos analistas han hallado aquí el zumbido de los insectos, el canto del ruiseñor, la llamada del cucú.

 

III- Alegre reunión de campesinos. La fuente sonora de Beethoven para este movimiento puede ser localizada en las rústicas bandas que tocaban en las tabernas de los alrededores de Viena. Como proyección futurista de esta inspiración, recordemos los sonidos de las bandas vienesas en la música de Gustav Mahler (1860-1911).

 

IV- Tempestad. La música de taberna es interrumpida por la inminencia de la tormenta, una tormenta descrita por Beethoven con recursos impresionistas 90 años antes de Debussy: truenos en las cuerdas bajas, el aullido del viento en el flautín.

 

V- Canción pastoral: sentimiento de alegría después de la tormenta. Un clarinete solo, y después un corno, cantan la canción de gracias del pastor. A partir de esto, Beethoven desarrolla un movimiento que es como una glorificación panteísta de la naturaleza. La actitud reflejada en este movimiento, y de hecho en toda la sinfonía, no deja de ser una muestra singular del carácter de un hombre que amaba profundamente la naturaleza, y que para cuando compuso su sinfonía Pastoral, su avanzada sordera le impedía escuchar los sonidos de ese mundo amado.

 

Esta obra es, pues, una interesante muestra del papel que la naturaleza jugó en el proceso creativo de muchos compositores románticos. Como referencia, se pueden comparar las asociaciones programáticas de la Pastoral, única sinfonía descriptiva de Beethoven, con las de la Romántica, única sinfonía descriptiva de Anton Bruckner (1824-1896).

 

*Programación sujeta a cambios